Es ese instante.
Tan falto de vida.
Víctima.
Tan pobre de luz.
Noctámbulo.
Tan solitario que reseca pensarlo.
Sombrío.
Tan mudo que las palabras son cenizas huérfanas.
Silencio.
Tan propio cuando ahoga el alma y duele estar.
Como cuando recorto mis suspiros, los pego en tus oídos y pregunto:
- ¿Me escuchas?
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