martes

Hoja

Sos como una hojita de otoño. Dependes de una rama contenedora para estar seguro. Y ahí te mantenes, equilibrado y liviano. Frágil y libre, con la paz de cada suspiro nativo. Sos atemporal, no tenes sol ni luna, norte ni sur. Experimentas, te decoloras. De verde a amarillo, de pato a montaña. La inercia te acaricia con plumas. La brisa te hace cosquillas y sonreís, moviéndote condicionado. La plenitud interior anula el contorno exterior.
Todo es efímero, no hay imán que se oponga al suceso. El desprendimiento es sinuoso e inalterable como la piedra con la que me tropecé y me hizo perderte de vista. Pero Saturno tiene anillos y nos regala dos para que bailemos. Cada uno es libre en su danza y, simultáneamente, dependiente del otro. Levitamos, nos deshumanizamos. Somos el sentir en estado puro. Y ahí te percibo, noctámbulo y trasnochado, vampiro malherido; resquebrajado como un cristal agredido; volviendo a tu genuina esencia. Te desprendes a desgano, siempre rebelde pero aniquilado y sin fuerzas. La masa de aire te manipula. Te conquista. Sufrís, pero seguís.
Y ahí aparezco yo, que vengo caminando y vos te me posas en la frente sin pedir permiso.

El ritual vuelve a empezar.

2 comentarios:

Federico dijo...

Me encantó
:)

Pablo dijo...

Esta buena la idea de deshumanizarse

"¿Estoy humanizado o deshumanizado?"

Muy lindo escrito...

Beso