Todo es efímero, no hay imán que se oponga al suceso. El desprendimiento es sinuoso e inalterable como la piedra con la que me tropecé y me hizo perderte de vista. Pero Saturno tiene anillos y nos regala dos para que bailemos. Cada uno es libre en su danza y, simultáneamente, dependiente del otro. Levitamos, nos deshumanizamos. Somos el sentir en estado puro. Y ahí te percibo, noctámbulo y trasnochado, vampiro malherido; resquebrajado como un cristal agredido; volviendo a tu genuina esencia. Te desprendes a desgano, siempre rebelde pero aniquilado y sin fuerzas. La masa de aire te manipula. Te conquista. Sufrís, pero seguís.
Y ahí aparezco yo, que vengo caminando y vos te me posas en la frente sin pedir permiso.
El ritual vuelve a empezar.
2 comentarios:
Me encantó
:)
Esta buena la idea de deshumanizarse
"¿Estoy humanizado o deshumanizado?"
Muy lindo escrito...
Beso
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