domingo

Hemisferio derecho: parte izquierda


(El siguiente texto ha sido
basado en un hecho metafísico)



Y ante la imposibilidad de mover, con total desparpajo, mi mano derecha (que se encontraba con una reiterada distensión de ligamentos en el pulgar), la manipulación de objetos quedaba a cargo de la extremidad superior opuesta, es decir, mi mano izquierda.
Ahora bien, la problemática yace en que, al poseer una naturaleza diestra, se acrecienta la exigencia hacia el desempeño del sector “zurdo” de mi cuerpo, el cual, desacostumbrado a ejecutar el papel protagónico, en ocasiones, no resulta del todo eficiente.
Y, casualmente (¿o causalmente?), éste es el caso…
Luego de someter a mi dedo herido al doloroso (hay que padecerlo para saber a que me refiero) contacto con el hielo, me dirigí a la cocina a enjuagar el plato hondo donde se encontraban los cubos helados.
Y ahí fue cuando, en instantes, ocurrió lo sorpresivo e impactante…
Cerré la canilla (con la puntita del índice derecho, si lo que se busca es precisión), mi mano izquierda tomó el plato (vale recordar que era hondo) y lo colocó en el seca platos blanco, dispuesto a tenerlo de huésped hasta que sobreviva al otoño húmedo o, cotidianamente hablando, se seque.
Y… entonces pasó… fueron milésimas de segundos…
El plato se resbaló a través del “espacio lateral” (el término “orificio”, remontaba a una imagen sensorial más pequeña) que posee el seca platos y cayó rápidamente sobre el tacho de residuos. Lógicamente, el impacto hizo que realice un “tambaleo desprolijo” y que seguidamente, continuara su ritual. Ésta vez, “como quien no quiere la cosa”, se dirigió al piso y al instante de percibir su contacto, produjo un destello sonoro que provocó su ruptura.
Y finalmente, ante el acontecimiento suscitado, surge en mí un interrogante: ¿por qué no impedí el desenlace final?... ¿fue mera distracción o “la estructura de vidrio”, encabezando el show del “tambaleo desprolijo”, me entretuvo para lograr concretar su cometido?

Siendo tal, el contacto espontáneo con la superficie terrestre...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Puede ser que el reflejo, para detener dicho impacto no reaccionó..

A mi me suele pasar que ante una situación similar a esa... siento que ese momento pasa en forma lenta, pero no puedo reaccionar para detenerlo... ¿por qué será?


Beso

chichi dijo...

nunca vi romperse un plato de mi casa. No se rompen.

Pero un día se rompió uno. Se le cayó a mi mamá.

Fue un milagro, a mis ojos. Festejé. Reí de felicidad. Inundé la cocina de alegría.

- de qué te reis?

noté que a mi mama no le causaba mucha gracia...


bla, ma, es (era) un plato.





hace un tiempo estuve en campaña pro-mano-inútil y solo gané uno o dos "uau, tenés razón"

Tam dijo...

no sé, tal vez tiene que ver con el comportamiento de la retina... es algo que me intriga, trataré de averiguarlo en algún momento...




jajaja
yo he roto un par de platos en épocas pasadas, la diferencia de temperatura ha sido una de las principales causas...

y la gente a veces no nota ciertas peculiaridades, que pena!