miércoles

Como quién invita a una guerra sin armas

- ¿Cómo estuve? – me preguntaste con entusiasmo.
Esperaba más, pero la pregunta bastó para que mis labios se contraigan y eviten el paso de cualquier expresión verbal. La parálisis corporal comenzaba a notarse para cuando activé el instinto de supervivencia. “Sonreír, evitará la recurrencia a palabras – supuse… mal… claro está”.
- ¿No vas a decirme nada? ¿Esperé este momento, tanto tiempo, para que tu respuesta sea, simplemente, una sonrisa? Algo te tiene que haber generado. Necesito tu opinión, es importante para mí.
- Lindo…
- ¿Eh?
- Eso, estuvo lindo.
- Ah… y… ¿nada más?
- Eh… sí, que…
- ¿¡Qué!?
- Que me gustó.
- Ah, creí que me ibas a decir que…
- ¿A decir qué?
- Nada, no me hagas caso.
- Bueno, me voy… es tarde.
- Está bien.
- Chau.
- Chau.
- …
- …
- …
- Espera…
- ¿Qué pasa?
- Gracias.
- …

Me alejé con la misma incertidumbre de siempre, tan ajena y tan propia. El silencio suele ser la compañía perfecta mientras pienso. Sin embargo, cierta anomalía me aquejaba por entonces. Había algo de particular en aquel retorno a casa. Esa interacción; ese contacto casi fingido, me impactó. Exterminó toda suposición anticua y me desconcertó; como quién invita a una guerra sin armas.

Cuando te das cuenta que mover una pieza no te va a hacer ganar el juego.
Cuando no queres ganar para evitar tener algo que perder.
Cuando notas que cualquier ósculo casual podría revelar tu debilidad; la simulación parece imprescindible.

Estoy en el campo de batalla, sin más que mi cuerpo en vertical.

viernes

También ella

Él pregunta. Ella no responde. Él insiste. Ella ignora. Él espera. Ella calla. Él mira. Ella no puede. Él busca. Ella esquiva. Él habla. Ella escribe. Él grita. Ella calla. Él canta. Ella llora. Él piensa. Ella entiende. Él pinta. Ella contempla. Él está. Ella se perdió. Él ama. Ella siente. Él vive. Ella disfruta. Él respira. Ella salta. Él cae. Ella también

domingo

Cosmos

La génesis:
Una imagen del pasado en el firmamento nocturno. Aquello ya no existe tal como se observa. El espacio intersideral inabarcable para el raciocinio finito. La obnubilación ante la majestuosidad soberana de lo desconocido. La emoción. El exceso. El interés. La ciencia.
El principio:
Un hecho trascendental: la muerte de una estrella (súper nova).
Lo que sigue:
El origen de un agujero negro. La absorción de toda luz existente. Ausencia temporal y espacial. Succión hacia el infinito.
Traspaso el filtro. Me fragmento en átomos y moléculas. Un conjunto de partes separadas me definen. Sigo siendo lo que era. Cambia la forma pero se mantiene la vida. “Nada se pierde, todo se transforma”.
La consumación:
Astro central, luminoso, del planeta Tierra: el Sol. Su presencia permite la existencia. Toda estrella cumple un ciclo. El Sol no es la excepción.
El fin:
Suceso inminente.

Error


Imagen: Man Ray (1922)
Texto: L. A. Spinetta